La pregunta curiosa para hoy sobre Protección Radiológica: ¿Podría una sola TC abdominal en la infancia sembrar un cáncer décadas después?

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El Enigma de la Relación entre la TC Abdominal y el Cáncer

Las imágenes médicas, como la tomografía computarizada (TC), han revolucionado la medicina, permitiendo diagnósticos precisos y rápidos. Sin embargo, se ha cuestionado la relación entre la radiación ionizante emitida por las TC y el aumento del riesgo de cáncer. En particular, surge la pregunta: ¿Podría una sola TC abdominal en la infancia sembrar un cáncer décadas después?

La Radiación Ionizante y su Impacto en la Salud

La radiación ionizante es capaz de dañar el ADN de las células, lo que puede llevar a mutaciones génicas y, en última instancia, a la formación de células cancerígenas. Aunque los médicos y los profesionales de la salud toman medidas para minimizar la exposición a la radiación, la preocupación persiste.

  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la radiación ionizante como carcinógeno para humanos.
  • Estudios epidemiológicos han demostrado una relación entre la exposición a la radiación y el aumento del riesgo de cáncer, especialmente en niños y adolescentes.

El Riesgo de Cáncer en la Infancia

La exposición a la radiación ionizante en la infancia puede ser particularmente problemática, ya que el cuerpo está en constante crecimiento y desarrollo. Los tejidos en crecimiento son más sensibles a la radiación, lo que aumenta el riesgo de mutaciones génicas y, por lo tanto, de cáncer.

  • Un estudio publicado en la revista Lancet Oncology encontró que los niños expuestos a TC abdominales tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar leucemia y linfoma.
  • Otro estudio publicado en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention halló un aumento del riesgo de cáncer en los adultos que habían recibido TC abdominales en la infancia.

La Importancia de la Justificación y la Optimización

Aunque el riesgo es real, no todos los niños que reciben una TC abdominal desarrollarán cáncer. Es crucial que los médicos y los profesionales de la salud justifiquen la necesidad de la TC y optimicen la exposición al mínimo necesario.

Los avances en la tecnología y los protocolos de imagen permiten reducir la dosis de radiación sin afectar la calidad de la imagen. Los profesionales de la salud deben tomar medidas para minimizar la exposición y utilizar técnicas de imagen alternativas cuando sea posible.

Conclusión

La relación entre la TC abdominal en la infancia y el riesgo de cáncer en la adultez es compleja y multifacética. Aunque el riesgo es real, no debemos condenar las TC abdominales sin considerar el contexto médico y los avances tecnológicos que permiten minimizar la exposición a la radiación. Es fundamental que los profesionales de la salud sigan investigando y refinando sus prácticas para proteger la salud y el bienestar de los pacientes.


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